
Por: Luis Martín González (España)
A lo largo del país he encontrado bellezas artísticas para conocer y muchas otras cosas por descubrir que iré plasmando en esta página viajera.
A mi paso, uno de los monumentos más interesante que he visitado ha sido el monasterio de Rila: se encuentra a 120 Km. de Sofía y en uno de los nudos de comunicación más importante del país. Es uno de los mejores testimonios de la cultura Búlgara, el más antiguo, el más grande y el más impactante de todos los monasterios.
Rila también abre las puertas al visitante y si le apetece pernoctar en el tendrá que pagar unos 20 euros, con el desayuno incluido como precio final. A su partida los monjes le ofrecerán aguardiente de frambuesa destilado en el convento, o si lo prefieren, también le permitirán saborear su zumo de frutas con agua helada y miel.
El monasterio lo encontramos en el macizo que lleva su nombre, entre las más altas cumbres de los Balcanes. Cuentan que un monje eremita llamado Ivan Rilski se retiró a orar a una gruta a principios del Siglo X y después de años de solitaria meditación consiguió reunir a su alrededor a un grupo importante de monjes.
En el siglo XIV un alud destruyó el lugar sagrado que a continuación fue devastado por los Turcos.
Del primer asentamiento que fue la ermita queda la casa troglodita del santo. Junto a ella se construyó en 1795, la iglesia de San Juan de Rila, donde se conservan los restos del santo.
En el siglo XIII Juan III Asen II, responsable del primer reconocimiento de la autonomía de la iglesia Búlgara, fundó el monasterio, de cuyas primitivas construcciones no queda nada.
A pesar de ello, el cenobio no perdió su importancia y gozó del favor de los príncipes Búlgaros a lo largo de toda la edad medial incluso durante el periodo de dominación Otomana mantuvo su independencia como centro de enseñanza y difusión de las creencias cristianas.
El conjunto es una ciudadela monástica con 11 iglesias y una veintena de edificios monacales, destacando la Torre del Homenaje, construida en 1335, cuya parte superior cuenta con la capilla de Transfiguración, decorada con murales de la misma época, formando parte del sistema defensivo medieval del monasterio.
Rila fue, durante la dominación otomana y en el periodo siguiente, un importante centro de peregrinación, un lugar de difusión de ideas que fomentaron el despertar nacional búlgaro.
Actualmente los monjes celebran la santa misa en la iglesia conventual situada en el patio del recinto. Y durante el resto de la jornada custodian todas las obras artísticas de inestimable valor que está allí (Iconos, pergaminos, frescos).
Disponen de tres museos y 300 habitaciones que invitan a la meditación y el descanso.
Dentro del conjunto encontramos el convento de Orlitas, levantado en 1469; iglesias de San Juan y la del Dosel de Nuestra Señora que integran con la escuela conventual el grupo de la ermita de San Lucas; la catedral de la Asunción, edificada entre 1834 y 1837 y las dependencias monásticas, con capacidad para centenares de huéspedes.
El monasterio de Rila y Bulgaria merecen ser descubiertos en todos sus aspectos.
Estar en este país y en el monasterio de Rila ha sido una forma distinta de comenzar el año nuevo, fuera de ruidos y multitudes, enriqueciendo el espíritu y con absoluto silencio.



